miércoles, 26 de febrero de 2020

Retrofit


Tal como van las cosas, el futuro de la automoción pasa por el motor eléctrico. Sobre todo en cascos urbanos muy  poblados, siendo la ausencia de contaminación su mayor baza. Las restricciones a la circulación están a la orden del día. El desarrollo de motores y carburantes derivados del petróleo menos contaminante está estancado. Entonces, ¿qué hacemos con nuestros clásicos? Está claro, actualizar tecnología y modernizarlos. En inglés, retrofit.
Para retrofitear, lo más inmediato sería cambiar nuestro motor térmico por uno eléctrico, adaptándonos a la normativa medioambiental. Para la transformación, hay que estar muy concienciado con el medio ambiente o no tener más remedio.
Básicamente, para cocinar la idea, necesitaremos un motor eléctrico, baterías para alimentarlo y electrónica suficiente para regular la entrega de potencia. Un donante mecánicamente simple y ligero de peso como ya resulta ser un clásico. Una vuelta de tuerca y una nueva vida para disfrutar de nuestros viejos  e icónicos cacharros.
Por ser una reforma de importancia, luego habrá que homologar el invento. Habrá que hacer un informe detallado de reformas, firmado por un ingeniero, además de un taller que aplique y certifique que se ajusta a dicho proyecto.     
Por el momento, la administración solo subvenciona la adquisición de vehículos eléctricos nuevos pero para un consumo sostenible real, cabría la posibilidad de ampliarla a proyectos de electrificación. No hay que llegar a extremos obsolescencia y deshacerse de él, sino aprovechar lo ya existente y adaptarlo, hacerlo más rentable, así el círculo de sostenibilidad medioambiental se cerraría.

Como muestra, un pelotilla https://youtu.be/GEke7TwB5vM