martes, 22 de noviembre de 2016

Breve historia de la Dax

La Honda Dax, objeto de deseo entre los moteros y culto entre colecionistas, tuvo como predecesora a otra famosa Honda, la Monkey (mono en inglés). Empezó como una atracción infantil se convirtió en el segundo modelo más producido de la firma, con miles de usuarios entusiastas en todo el mundo.
En 1961, Honda presentó en el parque temático de Tama Tech (Japón), una mini moto de 50cc y cambio de tres velocidades semiautomática, para solo dar gas y circular en un recinto cerrado.  La idea era que los pequeños jugaran a ser los futuros campeones de motociclísmo. La postura que adoptaban los pilotos cuando se subían a ella fue la que determinó su nombre.
La sorpresa  fue que todo el mundo se enamoró de la pequeña Monkey  ya que no se requería experiencia para manejarla. Al momento de sentarte en ella, te convertías en un experto ademas de proporcionar montañas de diversión a los aficionados. Razón entre otras, que hizo que lloviesen pedidos a Honda de todas partes del mundo, lo que finalmente llevó a su producción en serie.

En 1968 Honda empezó a trabajar en una versión que pudiese transportar a dos personas. Entre otras modificaciones cabe destacar un largo chasis tubular de acero estampado que se ganó el sobrenombre de Dax (del inglés “dachshund”, perro tejonero o salchicha). Propulsada ahora por una versión agrandada a 70cc  a pedido de los clientes que querían mas potencia para poder afrontar viajes mas largos y obtener una velocidad final mayor. Se vendió por primera vez en Europa de 1970, junto a una versión más pequeña, la ST50, con un motor 50cc, a las que sigueron una larga lista de variantes estéticas y motorizaciones según los mercados.
A pesar de su renombre, Honda se decidía a parar la producción de Dax en 1999:. Las patentes de diseño de Honda Dax expiraron y vendieron los diseños al Jincheng Coorporation, un fabricante chino del motor, con distítas marcas según mercados. La calidad no fue la misma, y esto hizo que las fabricadas por Honda, llegaran a ser buscadas y objeto de colección.
En Melilla, importadas por A.J. Lalchandani, se ganaron merecida fama de robustas, manejables y económicas de mantener.  Por contra, su reducido tamaño, también las hizo codiciadas por los amigos de lo ajeno. Como curiosidad, algunas de las primeras unidades, se ofrecieron como regalo al comprar un automóvil de la marca.