La antigua estación de Melilla se encontraba en parte de lo que hoy es la Plaza de las Cuatro Culturas. Desde aquí salían y llegaban autobuses con dirección diversas poblaciones del norte de Marruecos, incluso hasta Tetuán.. Prácticamente perdió su utilidad con la independencia y fue desmantelada progresivamente en su parte trasera. Tan solo quedaron el edificio principal, con fachada a la calle Pablo Vallescá, y locales correspondientes a la calle Tte. Aguilar de Mera.
Con una capacidad de hasta nueve autobuses, tenía una cafetería-bar con un Servicio esmerado de restaurante a la carta, según reza la publicidad de la época. Antes del derribo, en los locales del exterior había una churrería, un estanco, un bazar de arte árabe y una farmacia. A la vuelta, un taller de encuadernación, una academia de mecanografía y un taller de electromecánica
En su lugar tenemos ahora un magnífico aparcamiento subterráneo y una soleada plaza para disfrute de mayores y niños. Un espacio lúdico en pleno centro al que se suma la vista parte de las murallas del tercer recinto de Melilla La Vieja. No obstante, la transformación ha tenido un gran coste urbanístico. Un desaguisado en el que se integraron las calles del Inspector Torralba, Héroes de Alcántara y Duque de Ahumada, así como la antígua plaza de Estopiñán/Yamín Benarroch y la de los Carros/ Alcalde José Marfil García.
Todo está bien, pero en el camino se nos ha perdido una parte de historia melillense. Rehabilitar la parte más noble no habría supuesto esfuerzo económico ni estorbo visual. ¿No se podría haber conjugado modernidad con historia?
Realizado con la inestimable ayuda de nuestro socio D. Fernando Cuesta.
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